Las carillas dentales son pequeñas láminas finas, generalmente de porcelana, que se adhieren a uno o varios dientes para corregir problemas estéticos. También se las conoce como facetas dentales o facetas estéticas, y constituyen un tratamiento sencillo para resolver problemas como manchas, diastemas o tinciones permanentes.
Dependiendo del caso, puedes verte limitado a un solo tipo de carilla dental para solucionar tu problema, por lo que vamos a verlos todos y señalar cuándo un tipo de faceta dental concreto es la única solución disponible.
Para qué sirven las carillas dentales
Las carillas dentales vienen a sustituir a las fundas tradicionales en los casos donde es posible porque, a diferencia de las fundas, no requieren de un limado importante de la pieza sana sobre la que se colocan.
Las carillas o facetas se colocan por asperización, un tratamiento superficial de la capa externa del diente donde va a colocarse. Junto con el adhesivo correspondiente, con la excepción de las carillas de composite, se logra una resistencia casi igual que la del diente natural.
Te puedes preguntar para qué utilizar carillas sobre dientes sanos. Las carillas ofrecen soluciones estéticas, no pueden solucionar problemas de salud bucodental, por lo que deben ir sobre piezas sanas o fundas con pernos.
Se utilizan para modificar el color y el brillo de dientes con manchas, con tinción permanente por los efectos secundarios de ciertos fármacos o para camuflar aquellas piezas que, tras años de endodoncia, se van oscureciendo por un proceso que puede suceder o no.
También disimulan diastemas o separaciones entre dos dientes, siempre que no presenten problemas de mordida, y son una solución cómoda y funcional en los casos de desgaste excesivo de los dientes, por edad o bruxismo.
Tipos de carillas o facetas
Las carillas dentales se clasifican atendiendo al material que las compone porque es lo que determina sus propiedades físicas y cuándo un tipo de carilla es más recomendable que otro.
De porcelana
Las carillas de porcelana son las más habituales, y dentro del grupo pueden diferenciarse entre sí por su grosor. Precisan del uso de un software para realizarlas completamente adaptadas a la boca, o bien de moldes similares a los que se emplean para crear fundas.
En cuestión de 72 o 96 horas pueden estar listas para su colocación. Ofrecen la mayor variedad de tonos y brillos, siendo el tratamiento más elegido para solucionar problemas relacionados con manchas o con la coloración alterada de una o más piezas dentales.
No son removibles, es decir, para retirarlas se compromete la integridad del diente.
De zirconio
Tampoco removibles, las carillas de zirconio o carillas dentales feldespáticas ofrecen la solución más resistente y de calidad, por lo que suelen ser algo más caras. Son la única opción recomendable cuando lo que se debe cubrir es una funda con perno, por su resistencia, pero tienen una limitación, o no, a la hora de elegir el color ideal para cada paciente: las carillas de zirconio solo ofrecen colores mates o semimates. Naturales, sí, pero podrían no cumplir las expectativas estéticas de algunos pacientes.
De composite
Las carillas de composite se realizan con el mismo material que se emplea par hacer esmaltes y reconstrucciones de piezas, colocando varias capas finas. Por ese motivo, son menos resistentes, sobre todo si comes alimentos duros o muy pegajosos, aunque tienen la ventaja de ser removibles.
Son el tipo de carillas que se utilizan en pacientes menores de 18 años y en todos aquellos que no han concluido el desarrollo completo de su boca (las muelas del juicio pueden variar mucho la alineación definitiva).
También sirve como solución temporal mientras se lleva a cabo otro procedimiento estético permanente.
Las carillas dentales permiten resolver diferentes problemas estéticos en bocas sanas. La única excepción en el uso de carillas con la que también mejora la mordida es el caso de las carillas que disimulan unos dientes excesivamente desgastados y acortados por la edad o bruxismo.
Se trata de una solución indolora y mucho más conservadora con el diente que las fundas, aunque en muchos casos no se aconseja su retirada para no comprometer la pieza a la que van adheridas. Cuando la solución estética puede no ser la definitiva, o en el caso de pacientes muy jóvenes, se eligen carillas de composite porque esas sí se pueden retirar sin problemas.